Artículo escrito por Gustavo Juárez Clavijo.
La siguiente es una anécdota basada en hechos reales, que queremos compartir para prevenir a nuestros clientes y visitantes de nuestra página. Cualquier parecido con la realidad, no es coincidencia:
Durante meses fue un cliente cumplido. Compraba en volumen, pedía condiciones especiales, y aunque se retrasaba, al final siempre pagaba. Hasta que un día dejó de contestar. La deuda quedó ahí. Pasó una semana. Luego un mes. Después vinieron los clásicos: “estamos viendo un financiamiento”, “el cheque sale mañana”, “disculpa, no vi tu mensaje”.
Hoy ya han pasado ocho meses. La factura sigue pendiente. El cliente sigue operando. Y tu empresa… sigue asumiendo el costo.
Cuando el silencio del deudor se vuelve tu ruido interno
En el mundo empresarial, convivir con cuentas por cobrar impagas se ha vuelto parte del paisaje. Pero que sea común, no lo hace normal o deseable.
Lo más frustrante es que mientras tú reorganizas pagos, reprogramas compras o ajustas el plan de crecimiento, la empresa que te debe sigue firmando contratos, ofreciendo servicios y, en muchos casos, buscando nuevos proveedores… para repetir la historia.
Según la Cámara de Comercio de Lima (CCL), más del 70% de empresas peruanas ha tenido deudas impagas por más de 6 meses sin iniciar acciones legales. Eso no solo representa un golpe financiero, sino una pérdida silenciosa de autoridad empresarial.
Lo que muchas empresas no saben (y los deudores sí)
Muchos creen que sin contrato firmado no hay salida legal. Pero en realidad, hoy se puede acudir a la vía acción legal con documentos de uso común, como facturas electrónicas, correos, órdenes de compra, transferencias e incluso mensajes de WhatsApp.
Y no siempre es necesario llegar a juicio:
- Una carta notarial con suficiente sustento puede desbloquear el silencio.
- Una medida cautelar bien planteada puede inmovilizar fondos o bienes rápidamente.
- Una negociación bajo presión legal real cambia el tono de cualquier conversación.
Tu empresa no tiene por qué subsidiar a quienes no pagan
La mayoría de las empresas se enfoca en vender más. Pocas se detienen a revisar qué tan bien están cobrando. Y muchas terminan con una cartera de “clientes” que en realidad son pasivos tóxicos.
Recuperar lo que corresponde no es un fastidio, es una decisión empresarial. Es marcar un límite. Es proteger el esfuerzo invertido. En nuestra experiencia, no se trata solo de demandar, sino de elegir el momento exacto, la vía estratégica y la forma de proteger el capital antes de que se esfume.
Una última pregunta
¿Estás esperando que el cliente pague por voluntad… o estás listo para recordarle que tu empresa no trabaja gratis?
Artículo elaborado por el equipo de Senisse Abogados, especialistas en estrategias legales de cobranza y recuperación patrimonial para empresas en Perú.